De los refrescos se ha dicho casi todo. Que son adictivas y su consumo frecuente es sumamente peligroso para la salud. Su composición azucarada, acompañada de otros elementos como el ácido fosfórico, la cafeína y el sodio, son la causa de muchas enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial e inclusive aumentarían el riesgo de desarrollar cáncer.
Según estudios realizados en Estados Unidos, las gaseosas oscuras incluyen colorantes que han sido relacionados con el cáncer al pulmón y al hígado.
“El color oscuro artificial de estas gaseosas está dado por un reactivo que nace de la combinación de azúcar con amoniaco y sulfitos, en un ambiente de gran temperatura y presión. Esto produce residuos químicos que investigaciones gubernamentales estadounidenses han relacionado con cáncer al pulmón, al hígado y tiroides en ratas y ratones de laboratorio”, señala la web Healthland, que publica el estudio realizado por Center for Science in the Public Interest (CSPI por sus siglas en inglés).
“El riesgo es pequeño pero significativo”, dijo Michael Jacobson, director ejecutivo de dicho centro, un grupo de defensa de los consumidores con sede en Washington, quienes fueron los encargados de realizar la investigación.
Jacobson señala que el peligro más grande se encuentra en la adicción que generan estas bebidas. “Esto podría ser lo trascendente”. Cuestión que elevaría las posibilidades de contraer cáncer.
“Las gaseosas con alto contenido de sodio y ácido fosfórico se caracterizan por dar más sed. Ello motiva al consumidor a seguir bebiendo, una tras otra”, señala una nota publicada hace unos meses en El Comercio sobre este tema.
Sin embargo, no todo es malo en las gaseosas: en cantidades moderadas favorece las percepciones sensoriales, la actividad locomotriz y el despertar; sin embargo, su consumo excesivo puede producir también taquicardia, gastritis, insomnio y sobrepeso.
En tanto, las fábricas de gaseosas han negado en diferentes oportunidades que estas sustancias (2-MEI y 4-MEI) sean un riesgo para la salud de los consumidores. Otros, en cambio, señalan que el riesgo, en los humanos, es menor por la diferencia de tamaño y las dosis.
Sin embargo, sí aceptan que el exceso de estas bebidas podría ocasionar sobrepeso o enfermedades cardiovasculares.
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