Con sus seis dientes de leche le pegó un buen mordisco a la serpiente en la cabeza. Todo ocurrió al norte de Israel, cuando la madre del pequeño, Ghadir Aleeyan, se disponía a prepararle el biberón. En un momento la madre perdió de vista a Imad, y para cuando volvió junto a él, el niño tenía la cabeza del reptil en la boca, y estaba masticándola.
La víctima, es decir, la serpiente, se encontraba en estado de hibernación. Según informó “Top News Arab Emirates”, tras encontrar al niño con semejante manjar en la boca, la madre gritó alertando al vecino. Al acudir al Hospital Rambam en Haifa, comprobaron que el niño no había sido mordido y que el reptil no era venenoso.
De no haberse encontrado en estado de hibernación, el niño hubiera corrido un grave peligro, pues la serpiente, de tres años, no reaccionó al ataque del pequeño debido a su estado de inactividad. Por suerte para el bebé, el animal no era venenoso y tampoco era demasiado grande, de no haber sido así, podría haber sido estrangulado.
Desde luego que la madre puede sentirse segura con un hijo así, pues probablemente a más de uno no se le ocurriría, lo primero, coger una serpiente de unos 35 centímetros de largo, y lo segundo, metérsela en la boca como si del postre se tratase.
Fuente: La Razon.es
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