Acariciarse durante el juego previo es algo común entre las parejas, y son las caricias las que dan inicio a algo más intenso. La caricias dicen mucho e incitan a dar otros pasos, pero también tienen un lenguaje propio, que al interpretarlo puedes lograr un mayor placer y conocimiento de tu pareja.
Casi siempre en estos encuentros nos dedicamos casi en forma exclusiva a las zonas consideradas erógenas, que tienen como fin excitarnos mutuamente, pero nos estamos perdiendo una gama de otras alternativas, que pueden hacer que un momento bueno, sea realmente glorioso.
El Universo de Alessandra nos explica como las caricias son un lenguaje universal y un ejemplo más amoroso puede ser cuando una madre acaricia a su bebé lo amamanta, para dormirlo, para calmarlo o simplemente, porque le da un placer inmenso.
Ese mismo poder se puede utilizar también con las parejas terminando con mitos, como que el hombre quiere sólo ir directo al coito. A ellos les encanta y necesitan también ser acariciados, consentidos y estimulados.
Una caricia suave en los cabellos durante el juego previo o durante el mismo coito: Estamos diciendo: “te mimo, te entiendo”.
Acariciando el rostro: transmitimos “me gustas”.
Una caricia profunda y con mucha presencia en el pecho masculino: le dice “me importas, te consiento”.
Con un suave toque en la entrepierna o en los labios: decimos: “te deseo”.
Los pasos a seguir.
Lo primero es que nos relajemos y empezamos a usar nuestras manos para empezar a hablar con este poderoso lenguaje. Una buena manera de aprender este idioma es cerrar los ojos, para poder concentrarnos en el sentido del tacto.
Recuerda que el cuerpo completo está lleno de puntos, de zonas deliciosas para ser acariciadas. No te apresures en llegar a sus zonas más erógenas. Porque además de decirle “te deseo” tú quieres comunicarle otras cosas “cuánto te gusta, cuánto lo quieres, cuánto deseas cuidarlo”.
Siente su cabello, acaricia sus orejas, sus mejillas… Detente donde creas necesario y transmítele ese sentimiento para el que las palabras, en ocasiones, no alcanzan.
Déjate llevar por el momento y básicamente siente a ese maravilloso ser humano con el cual has decidido conectarte de la manera más profunda e íntima posible.
Desliza tus manos por todo ese cuerpo… y si lo deseas usa también tus mejillas o tus pestañas para darle suaves toques.
Para dar y también recibir
Para que esto no sea un monólogo, si no también un diálogo, se puede seguir el siguiente ejercicio, en el que los dos participen y ambos den y reciban caricias.
Acuéstense cómodamente con sus parejas, uno enfrente del otro. Desnudos, con luz tenue y si se les hace más fácil, hasta tapaditos con las sábanas.
No se preocupen por elegir quien comienza, porque una vez que empiezan, de manera “instintiva” o “mágica” se aprende este lenguaje…
Hay que darse mucho tiempo para acariciarse, para que entablen el diálogo amoroso.
Cuánto más practiquen este idioma, más cosas podrán decirse y comunicarse.
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