Un hombre fue juzgado en el sur de Rusia después de que su perro matara a una persona de un disparo.
El incidente ocurrió en octubre del 2010. Igor Solomin, de 45 años, transportaba una escopeta de caza, cargada y sin cubierta, en un asiento trasero de un coche.
Su perro, ansioso por el balanceo del vehículo, por casualidad tocó el arma, apuntándola contra el respaldo del conductor. Luego, un roce con el gatillo produjo el disparo y la muerte inmediata del chófer.
La corte de la provincia de Sarátov ha condenado al propietario de la escopeta, quien se declaró culpable, a 15 meses de libertad vigilada por homicidio por negligencia.
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